Tina Seelig es una autora que nos gusta mucho en
Repensadores. Neurocientífica, es directora ejecutiva de Stanford Technology
Ventures Program, el centro de emprendimiento de la Escuela de Ingeniería de
Stanford University. Lleva más de 15 años enseñando creatividad e innovación.
En 2012 publicó “InGenius: a crash course on creativity”, un libro aún no
editado en España, en el que reunió mucha de su experiencia. En él, describe su
“motor de la innovación” –innovation engine-, que también podría traducirse
como “máquina de la creatividad”.
Seelig explica en el libro que eligió el término “engine”
porque, como “ingenious” (ingenioso), deriva de la expresión latina que designa
el talento innato y recuerda que estos rasgos nos caracterizan a todos nosotros
de manera natural.
El modelo de Seelig consiste en una banda de moebius (una
superficie con una sola cara y un solo borde como se aprecia en la figura de
arriba) en la que se combinan cultura, conocimiento, imaginación, recursos,
actitud y hábitat.
Conocimiento, imaginación y actitud se encuentran en la
parte interna, mientras que recursos, hábitat y cultura están en la externa.
Seis esferas que influyen en nuestra capacidad de ser creativos e innovadores y
que están interconectadas. Vayamos una a una:
Conocimiento (knowledge). El conocimiento en cualquier
disciplina es el combustible de la imaginación. Cuanto más se sabe de un tema,
más materia prima tiene uno para trabajar. Por ejemplo, si uno quiere diseñar
un innovador coche solar o una cura contra el cáncer, necesitará empezar con
una base de conocimiento sobre ingeniería o biología, en casa caso.
Imaginación (imagination). Es el catalizador de la
transformación de conocimiento en nuevas ideas. La capacidad de crear algo
nuevo es una fuerza muy poderosa y se requiere para la combustión creativa. Sin
ella, es imposible generar nuevas ideas.
Actitud (attitude). Para Seelig, es la chispa que pone en
marcha el “motor de la innovación”. Nuestra actitud personal, mentalidad o
perspectiva, determina cómo interpretamos y respondemos ante distintas
situaciones, y tiene profundas raíces neurológicas. Si somos taciturnos y
negativos, nos ponemos límites, y limitamos nuestra manera de pensar y de
percibir. Una actitud vital, confiada y optimista ayuda a que fluyan ideas
creativas. No importa cuánto mejoremos nuestro conocimiento, nuestra
imaginación o nuestra actitud, vivimos inmersos en un mundo que tiene un
poderoso influjo en nosotros. En el caso de la innovación, según Seelig,
existen tres importantes factores en el mundo exterior que pueden inhibir o
estimular nuestra “máquina de la creatividad”.
Recursos (resources). Son los activos presentes en nuestra
comunidad. Todo aquello de valor que nos rodea. Desde fondos que puedan ser
invertidos en nuevas empresas a recursos naturales como pescado, flores,
diamantes, playas o cataratas. Seelig incluye también en este factor a todas
aquellas personas con conocimiento y experiencia que pueden servirnos como
guías, mentores o modelos, así como universidades y compañías locales que
fomenten la innovación.
Hábitat (hábitat). El lugar físico donde trabajamos o
vivimos, cómo está construido y diseñado, influye en nuestra imaginación.
Cultura (cultura). La componen las creencias colectivas, los
valores y los comportamientos de la sociedad en que vivimos. Desde que nos
levantamos hasta que nos acostamos, estamos inmersos en un “guiso” cultural que
marca nuestra manera de pensar y actuar.
Las seis partes del “motor de la innovación” están
inexorablemente conectadas y se influyen unas a otras de manera decisiva.
Tu actitud despierta la curiosidad por adquirir
conocimientos conexos.
Tu conocimiento alimenta tu imaginación, permitiéndote la
generación de nuevas ideas.
Tu imaginación cataliza la creación de hábitats
estimulantes, movilizando los recursos de tu entorno.
Estos hábitats, junto con tu actitud, influyen en la cultura
de tu comunidad.
Este artículo fue tomado fielmente del Blog Repensadores http://www.repensadores.es/2014/08/el-motor-de-la-innovacion-segun-tina-seelig/, a quien concedemos todo el crédito de su autoría.
Arturo Juárez Muñoz
DHP México
Marzo/2015